martes, 13 de diciembre de 2011

El nacimiento de la col
En el paraíso terrenal, en el día luminoso en que las flores fueron creadas y antes de que Eva fuese tentada por la serpiente, el maligno espíritu se acercó a las más linda rosa nueva en el momento en que ella tendía, a la caricia del celeste sol, la roja virginidad de sus labios. -Eres bella- -Lo soy- dijo la rosa. -Bella y feliz- prosiguió el diablo-. Tienes el color, la gracia y el aroma. Pero… -¿Pero? -No eres útil. ¿No miras esos árboles llenos de bellotas? Ésos, a más de frondosos, dan alimento a muchedumbres de seres animados que se detienen bajo sus ramas. Rosa, ser bella es poco… La rosa, entonces -tentada como después lo sería la mujer- deseó la utilidad, de tal modo que hubo palidez en su púrpura. Pasó el buen Dios después del alba siguiente. -Padre- dijo aquella princesa floral, temblando en su perfumada belleza-, ¿Queréis hacerme útil? -Sea, hija mía -contestó el señor, sonriendo. Y entonces el mundo vio la primera col. -RUBÉN DARÍO-

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