viernes, 22 de octubre de 2010

Discurso de Vicente DEL BOSQUE


Todos recordamos el principio del verano de 2010 como aquella época en que las ciudades y pueblos de nuestro país se llenaron de banderas de España y sólo se hablaba de fútbol. De todo ello, tanto si os gusta el fútbol, como si no, ya sólo nos queda el recuerdo, que hoy vuelve a estar de actualidad porque una representación de aquellosjugadores han ido a Oviedo a recibir un premio. No sé si el premio es muy importante o no, pero me quedo con las palabras de Vicente del Bosque, un tipo honesto y humilde donde los haya. En estos días en los que se dice que la juventud no tiene valores ni modelos a los que imitar, me gustaría rescatar sus palabras al recibir el premio, pues creo que son inteligentes, sinceras, positivas y cargadas de esos valores de los que esta sociedad parece carecer: os invito a su lectura.

"Excmas. e Ilmas. Autoridades,
Excmos. Sres. Premiados,
Señoras y señores:
Desde hace más de 100 años, el fútbol forma parte de lo cotidiano de nuestra vida y va inexorablemente ligado a las esperanzas e ilusiones de millones de españoles. Hablamos de él con tanta frecuencia e intensidad que ya es como uno más de la familia. De fútbol se habla antes y después de los partidos que se disputan; antes y después de que se inicien y concluyan sus campeonatos, y no hay lugar en el que no esté presente. El fútbol no deja indiferente a nadie ni es artículo de menor cuantía.
Somos, por tanto, beneficiarios de un estatus, de unos privilegios y de unas
responsabilidades que no pueden ignorarse. Abanderamos y articulamos un fenómeno
universal de cuya trascendencia no cabe duda y que nos anima a tratar de ser mejores
cada día. Desde 1920 hasta hoy, la selección española ha aglutinado los sentimientos de generaciones de aficionados que acompañaron al equipo nacional en sus alegrías y en sus penas, en sus triunfos y en sus derrotas, sin volver la cara, sabiendo que lo que defendían unos cuántos era lo que perseguían multitudes.
La selección que hoy recibe el Premio Príncipe de Asturias es depositaria de unos
valores que van más allá de los éxitos puntuales y de su materialidad, y es, también,
legítima heredera de una tradición que nos honra. Esos valores tienen carácter
imperecedero y perfil determinante. Son el esfuerzo, el sacrificio, el talento, la disciplina, la solidaridad y la modestia. Los jugadores que han obtenido el Mundial han sido leales a dichos principios y a los de la deportividad y el honor. Defendiéndolos alcanzaron la victoria final. De otro modo no habría sido posible.
El éxito de España en Sudáfrica ha sido el premio a todo ello, pero, también, el
resultado del convencimiento de los jugadores en que lo que hacían era lo mejor y a la fe en su propuesta futbolística. Nunca nos faltó ni lo uno ni lo otro. Éramos conscientes de que únicamente así podríamos ser capaces de sobrellevar las adversidades y dificultades que surgieran para lograr lo que nos habíamos propuesto.
La selección se siente profundamente satisfecha de haber alcanzado el éxito conseguido y muy orgullosa de haber podido responder a la confianza que millones de españoles depositaron en ella. El grupo al que represento reúne todas las virtudes que un entrenador ha deseado siempre. La inolvidable victoria que nos brindaron en Sudáfrica queda para la historia y en su intramuros, la humildad de un grupo de futbolistas que han hecho de la modestia un arma tan poderosa como su mismo y arrebatador juego.
Por último, quisiera destacar el apoyo recibido en Sudáfrica, en primer lugar por Su
Majestad la Reina y Sus Altezas Reales los Príncipes de Asturias. Para ellos es nuestro agradecimiento por su apoyo y su fe.

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